Hola a tod@s,
Hoy es jueves, cinco de junio. La Hermandad del Rocío de Huelva inicia su peregrinar a la aldea almonteña. La ciudad sale a la calle para acompañar a su Hermandad. Los cohetes a primera hora de la mañana anunciaban que había terminado la misa de romeros. En la Avenida de Andalucía se crea una inmensa caravana: caballos, carros, charrés, tractores..., todos esperando.
La Hermandad se echa a los caminos, pero antes la Iglesia del Rocío, y la Salve en el Ayuntamiento, y la Concepción, y Manguara cantando en la Comandancia de Marina. Y después los caminos, las arenas, el charco y Ella.
Ayer la Hermandad de Emigrantes hacía lo propio dejando por las calles de Huelva una explosión de color y de fe rociera. Carros adornados que llevan la seña de una Hermandad, no tan amplia en número pero sí en amor a la Señora.
Y al igual que Huelva se divide en dos Hermandades, en dos vivencias y en un mismo sentir, hay corazones que están divididos. Dos medallas tintinean sobre un mismo pecho. Años de camino emigrante, años de caminos con Huelva.
Esta tarta es especial porque refleja el sentimiento de una ciudad, de mucha gente que camina y de quién lleva años soñando con caminar. De ese corazón que se divide, al igual que la medalla de nuestra tarta, completamente modelada sin molde alguno, entre la concha peregrina y la de Huelva. Pero en el centro está la Virgen del Rocío, motivo y fin de las dos Hermandades.
Pintada a mano aparece una estampa soñada y esperada por muchos: la Reina de las Marismas en su paso, sobre su pueblo de Almonte, y en la lejanía el Santuario ya vacío que espera su regreso. Pero para eso aún quedan tres días intensos y una larga madrugada de lunes de Pentecostés
Antes de despedirnos de esta entrada, queremos agradecer enormemente a la persona que nos encargó esta tarta su apuesta personal por nosotros y nuestro trabajo, la confianza que nos muestra y el trato tan maravilloso que nos da. Gracias por todo.
Espero que os guste y besos dulces a tod@s.
Hoy es jueves, cinco de junio. La Hermandad del Rocío de Huelva inicia su peregrinar a la aldea almonteña. La ciudad sale a la calle para acompañar a su Hermandad. Los cohetes a primera hora de la mañana anunciaban que había terminado la misa de romeros. En la Avenida de Andalucía se crea una inmensa caravana: caballos, carros, charrés, tractores..., todos esperando.
La Hermandad se echa a los caminos, pero antes la Iglesia del Rocío, y la Salve en el Ayuntamiento, y la Concepción, y Manguara cantando en la Comandancia de Marina. Y después los caminos, las arenas, el charco y Ella.
Ayer la Hermandad de Emigrantes hacía lo propio dejando por las calles de Huelva una explosión de color y de fe rociera. Carros adornados que llevan la seña de una Hermandad, no tan amplia en número pero sí en amor a la Señora.
Y al igual que Huelva se divide en dos Hermandades, en dos vivencias y en un mismo sentir, hay corazones que están divididos. Dos medallas tintinean sobre un mismo pecho. Años de camino emigrante, años de caminos con Huelva.
Esta tarta es especial porque refleja el sentimiento de una ciudad, de mucha gente que camina y de quién lleva años soñando con caminar. De ese corazón que se divide, al igual que la medalla de nuestra tarta, completamente modelada sin molde alguno, entre la concha peregrina y la de Huelva. Pero en el centro está la Virgen del Rocío, motivo y fin de las dos Hermandades.
Pintada a mano aparece una estampa soñada y esperada por muchos: la Reina de las Marismas en su paso, sobre su pueblo de Almonte, y en la lejanía el Santuario ya vacío que espera su regreso. Pero para eso aún quedan tres días intensos y una larga madrugada de lunes de Pentecostés
Antes de despedirnos de esta entrada, queremos agradecer enormemente a la persona que nos encargó esta tarta su apuesta personal por nosotros y nuestro trabajo, la confianza que nos muestra y el trato tan maravilloso que nos da. Gracias por todo.
Espero que os guste y besos dulces a tod@s.
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